Ojos de luna

Prosa poética, meditación y búsqueda. Sobre el ser, el lenguaje y la belleza, escrita con el pulso de la emoción más que con la razón.

AMAPOLAS

Rojas salinas en el límite de la consciencia, a los pies del abismo cerca de donde me cogiste de la mano, en el primer escalón del cielo, cerca de tus labios, bajo una niebla espesa, perdidos en la inmensidad de un cosmos donde luce un temporal de rojas olas, baten furiosas los acantilados donde se encuentran cielo, tierra y tus manos, donde las estrellas navegan por la incertidumbre y la luna juega a esconderse entre signos de interrogación, amanecen, dos sueños entrelazados, amanecen dos amantes con los cuerpos empapados de pasión, rotan rocío de bruma, amanecen agitación y quietud, al alba, rebelión sediciosa, rebelión nace acrata como una pequeña margarita enraizada entre los adoquines, florecer entre convulsa rebelión. Ante unos ojos clavados en el vuelo de tus pasos, rebelión, ante el arte del vetusto musgo para permanecer, para prevalecer, bajo la humedad de aquel manantial que surge desde que la Tierra es, rebelión, ante el gafe amarillo con el que se visten de armillo, rebelión.

Deseo escrito en las sábanas con manchas de carmín. Compleja absolución haciendo del pecado objetivo y de la pasión guía en los mapas de los pliegues de tus sábanas, ardiente rebelión polinizada, galvanizada, delicada, sutil belleza. Rebelión.

Los mirlos azules cantan las bienaventuranzas ante los galones de sicofantes que desfilan orgullosos rindiendo honores a su mentira. Pagando el tributo de su amargura ante su exigua conciencia. Nosotros enredados entre tus sueños y mis sábanas preguntando el porqué de tanto rencor, el significado de sus manidos embustes, de su manoseada falacia.

Mientras salga el sol, mientras salga el sol, mientras salga el sol, habrá un rayo de esperanza.

Envidia vestida de solemnidad, cainita envidia, de hiel envidia, del más triste recuerdo hacen gala, del inmundo propósito, de ser sin saber, de estar sin conocer, de izarse soberbios sobre las sombras. Detrás siempre tras un velo de hipocresía, ocultos, detrás siempre tras las huellas del amo. Sucia y vacua arrogancia, vacías de sentido.


Rebelión salvaje, ácrata, necesaria rebelión. Describir un cielo diáfano con un cálido sol que parece sonreír sonrojar lunas de coral, dame la mano ojos de luna. Seda para respirar un bosque, clamar vida, arrancarte la piel a tiras, vida, escalar una montaña y centrar el objetivo en los pliegues de tu piel, rebelión, vida. Amapolas observan desde la pausa el palpitar de tus labios rojos. Amapolas furtivas cazan el último haz de luz de aquellas olas rojas, Amapolas de efímera belleza tallan con su memoria una estatua con forma de mujer y con tu nombre, Ojos de luna. En las faldas de mansas montañas nacen hontanares con todos las armonías. Amapolas de terciopelo, rebelión.

Cielo en su iris hielo en tus manos como tallos congelados de aquella amapola rígidas por la rosada, hielo, hielo, hielo

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Locuaz arroyo ¿A quién cantas tus mañanas?¿ A quien desnudas en tu reflejo?¿ Es a ti Ojos de luna? – Sí

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Camisón de roja pasión, perdidos senderos, perdidos sentidos, perdido todo menos tus dedos sobre mi mano. Perdidos senderos, sentidos perdidos, senderos perdidos, besar perdido en el laberinto de tus suaves colinas, arañar las redes tus pestañas atrapados mis ojos en tus miradas, perdidos senderos, sentidos perdidos, senderos perdidos, perdidos en el hermoso dédalo que compones en mis dedos.

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Sereno, imagino como quien dibuja un juego de polen de pizpiretas abejas un juego de polen, enamoradas olas de pléyades en tu iris que es un bosque.

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Sucumbir, caer, cejar de escalar a lo más alto de un bosque de gruesas ramas y troncos de cientos de años. Caer, cejar, sucumbir, cayendo desde el éter hasta tus manos y rendirme solo ante esta plácida maraña de emociones, caer. ————————————————————————————————————————

Ocaso se cubre con una tenue sombra el horizonte y no te veo, ya no te escucho, estoy solo entre las sombras, frío con unas nubes grises que no dejan ver tus ojos, con una niebla que esconde tu respiración. La nívea y bisoña amapola sueña con ser roja pero se marchita con una helada que congela, contrae, mata anhelos y sueños por igual. ————————————————————————————————————————Dulce vuelo, colmena rejas de miel bienes de tu luz

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Enciende un circulo de fuego, desata lujuria, trémulo deseo, herrero trabajando la estructura de sus ojos de luna, de cada cráter. En sus ojos de luna.

Con alma clama un arado para trabajar las tierras de tu piel, los reflejos de sudor, los viajes sobre nosotros, en los rascacielos de papel viven las pajaritas que doblaba y dejaba en tu regazo, viajes, en sus nidos de los bosques en los verdes en las pequeñas ramitas que nos sirven de hogar.

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Cuida las piñas el duende en los hontanares de San Marcos, tiende sus manos y casca piñones con los que alimenta el canto de dulces pajaritos, a lo largo del tiempo, escurridizo tiempo, replicante androide enamorado. Tocan las amapolas campanas de espiga llaman a despertar, llaman a orar y a respirar despacio, ahora, despacio. ———————————————————————————————————————

Paz anhelada desanida sus picos alimento sin resuello, tiempo, tiempo, tiempo, bruma

fruto de serenos días, especias. Alas saladas de rojas olas de especias doradas. Ardillas pizpiretas pierden sueños de avellana, en las ramas en aquel tronco no, en ese tampoco. Amapolas ríen a hurtadillas alegría, alegría roja de amapolas.

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